Experiencia comunitaria del Resguardo Indígena de Lame, Belalcazar, Cauca.
No era que en Lame estuvieran en tinieblas, al menos no todo el año. Lo que pasaba es que las velas no iluminaban lo suficiente, la gasolina no duraba y el humo causaba que la gente se cansara de los ojos (para estudiar o trabajar en la noche) y ni hablar de tener que respirarlo. Lo que pasaba era que no había acceso a una fuente de energía suficiente, constante y adecuada para el bolsillo de los Lameños. O no, lo que pasaba era que los Lameños necesitaban ser autónomos energéticamente para poder decidir cuántos bombillos debía tener cada casa, a qué hora y qué día del año se jugaba fútbol en la cancha, qué jugo hacer con la licuadora, cómo usar mejor el internet para educar niños y adultos. Eso era lo que pasaba.
Gracias a la previa intervención con otras comunidades Nasa en las cercanías de Lame, existía una confianza previa entre las autoridades tradicionales y Aprotec, gracias a esto se pudo realizar un trabajo participativo en la implementación de una pico central hidroeléctrica en Lame. ¿Cómo se llegó a eso? Pues bien, los Lameños son las autoridades ambientales ancestrales de su territorio, por ende son quienes conocen qué recursos naturales posee su resguardo. Por su parte el personal de Aprotec se encargó de determinar que aprovechar la caída de agua “El Molino” que colinda con el resguardo era la idea más factible, también se determinó la cantidad de energía que esta quebrada podría entregar sin afectar el equilibrio natural de la misma. De allí que se negociara en plenaria no sólo cómo se iba a usar esa energía, sino quién de la comunidad iba a operar la Pico Central, quién iba a ser el tesorero/la tesorera y demás. Sin embargo, algunos problemas causaron que “El Molino” dejara de operar por algún tiempo, pero la comunidad logró conseguir los fondos para que en 2010 se rehabilitara la pico central y no sólo eso, sino que se acordara crear un comité llamado Iph Wala (en lengua Nasa “Gran Fuego”) para administrar los asuntos energéticos de Lame: hacer las instalaciones de los nuevos focos, velar por la eficiencia energética, recoger y determinar las cuotas, manejar la microcentral y limpiar la bocatoma, entre muchas otras labores. Iph Wala viene funcionando muy bien desde entonces, se ha normalizado como comité de asuntos energéticos. De la misma manera los lameños siguen en la onda de la autonomía energética, gracias a la caída de agua que la vida a la PCH “El Molino”.
Los beneficios ambientales de reemplazar una fuente no renovable de energía con el uso responsable del agua como fuente energética saltan a la vista en la salud de niños y adultos, así como en la reducción de la huella ecológica del desempeño energético de los lameños. De la misma manera existe otra razón de peso para que los lameños preserven el agua y se fortalezca su interacción con el recurso hídrico que tienen. Pues para operar la central uno debe conocer muy bien “el caracter del río”. Un resultado social importante es la reducción sobre la dependencia energética del combustible y la ganancia de un porcentaje importante de autonomía energética. Otro resultado positivo fue la construcción de capacidades y el reconocimiento del capital humano presente en Lame, no en vano han estado operando el sistema autónomamente desde entonces.
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