Jóvenes recuperan los palenques caucanos a punta de Ciencia en Miranda, Cauca

El Cañaduzal

Estuvimos todo el día moviéndonos de arriba para abajo por caminos polvorientos de veredas y corregimientos del municipio de Miranda, al norte del Cauca. Nuestra intención era poder conocer de primera mano pequeñas explotaciones agrícolas de producción diversificada, pero en esta zona es como buscar agujas dentro de un pajar. Lo que vemos son kilómetros y kilómetros de cañaduzales sin interrupción con anuncios de “prohibido pasar, propiedad privada”. En el recorrido se ven todo el tiempo tractomulas que tiran de hileras de vagones repletos de caña de azúcar proveniente de los ingenios. Ni un solo camión cargando mangos o una cosecha de cacao.

Fuimos para conocer cómo allí en Miranda, Cauca se busca rescatar las pequeñas fincas tradicionales productoras de alimentos distintos al azúcar, pero no es nada fácil dar con ellas. Hay que espulgar mucho el territorio. Se dice que el área cultivada en caña para ser empleada en la producción de azúcar y etanol en esta zona alcanza las 260 mil hectáreas.

Triturador de caña

Los ingenios azucareros en Miranda y en toda la zona norte del Cauca vienen creciendo año tras año. Ante esta demanda permanente por más tierra se escuchan voces de las comunidades y de algunos estudios que advierten sobre procesos de degradación ambiental derivados de esta expansión. Se habla de impactos perjudiciales en el suelo por el uso masivo de plaguicidas y por la compactación derivada del empleo de maquinaria agrícola pesada. También señalan la desecación del territorio (a causa de obras de drenaje destinadas a acaparar el agua para emplearla en los cultivos de caña), el empobrecimiento de la diversidad vegetal y el aumento de emisiones contaminantes por las quemas antes de la cosecha. Junto a estos efectos ambientales, la comunidad también advierte sobre problemáticas sociales y culturales. Especialmente la desaparición de los sistemas productivos alternativos tradicionales que acarrean la pérdida de la seguridad alimentaria en la región. la mayor parte de las personas sólo ansía conseguir un trabajo en los grandes ingenios, y si no lo logra, se dedica a la producción de panela como única alternativa productiva.

Palenques Juveniles

Ella es Carmen Estela Mestizo, cultivadora. Trabaja en una pequeña parcela que sobrevive entre hectáreas y hectáreas de cañaduzales. Ella hace parte de la iniciativa “Palenques Juveniles”.

“Palenques Juveniles” busca empoderar a niños, niñas, adolescentes, jóvenes y a sus padres para enfrentar los desafíos ambientales y sociales derivados del monocultivo de la caña. La ruta principal que han escogido para enfrentar esta problemática es el retorno a las fincas tradicionales de producción de alimentos. Carmen creció en esta misma zona y recuerda que en su niñez Miranda y sus alrededores eran un lugar cubierto de árboles, guaduales, con multitud de aves, mamíferos y peces en sus ríos, lagunas y pozos. En las pequeñas fincas la gente llevaba cultivos alternos de arroz, plátano, yuca y de frutales como guayabas, guanábanas, mangos, piñas, papayas, lulo, zapotes, mandarinas, naranjas, mamoncillos, cacao, aguacates. Pero ya casi nada de esa economía tradicional se conserva. Y Carmen, como el resto del equipo de “Palenques Juveniles”, saben que en este momento no se trata ya simplemente de volver al pasado. Más de tres décadas dedicadas a la caña extensiva han terminado por modificar el equilibrio del suelo, el acceso a fuentes de agua y otros muchos factores que hacen que, junto al saber tradicional, se necesite esta vez de un empujón de la ciencia y la tecnología para recuperar la producción agrícola de antaño.

Pueden conocer el testimonio de esta historia haciendo clic en siguiente video:

Bailarina de Palenques juveniles

La región del norte del Cauca, donde está ubicada Miranda, está conformada por 13 municipios cuya población es en su mayoría afrocolombiana. Es una zona de terrenos planos y suelos fértiles dedicados al uso agropecuario. Hoy en día el 90 % de estos territorios están ocupados por el monocultivo de la caña, las grandes industrias encargadas de procesar y de la ganadería extensiva. Pero Miranda no siempre fue así. Antes a estos territorios se les consideraba una de las principales despensas de alimentos del país. Allí se sembraba cacao, y junto a éste, frutales, hortalizas, plantas medicinales y también huibo cría de animales de corral. Todo esto reforzaba el sustento de las familias campesinas.

La iniciativa Palenques Juveniles, que reúne niños, niñas, jóvenes y padres de familia busca ayudar a preservar las fincas tradicionales econativas que aún persisten, sus sistemas productivos y, de paso, proteger la sabiduría médica, botánica y alimentaria ligada a la tierra de esta comunidad afronortecaucana.

Una de las áreas en las que ha venido trabajando la Iniciativa Palenques juveniles en los últimos años es es la de recaudar y revitalizar el saber tradicional de los mayores con miras a poder transmitirlo a las generaciones más jóvenes. También se han propuesto divulgar este conocimiento, en especial sobre plantas medicinales, aromáticas y condimentarias, en materiales educativos dirigidos a los más chicos. Los mayores aportarán el conocimiento y los más jóvenes se encargarán de buscar una manera atractiva de comunicarlo para capturar la atención de los más jóvenes.

La comunidad y un vivero

Otra de las líneas en las que la iniciativa Palenques Juveniles es la del fortalecimiento de las huertas familiares y de la seguridad alimentaria de la comunidad.

Para dar cumplimento a este propósito harán acopio de metodologías científicas y técnicas para la identificación, clasificación y manejo semillas. Su propósito último es hacer un inventario de semillas propias de la región. Es la manera como creen que pueden recomponer y potenciar la finca tradicional y la economía propia. Adicionalmente se proponen capacitarse en la preparación y uso de abonos orgánicos a partir de material de desecho que se produce en los hogares.

Para poder preservar la finca tradicional econativa del norte del Cauca, los miembros de ‘Palenque Juveniles’ saben que uno de los principales retos es hacerlas más viables y sostenibles desde el punto de vista económico. Nos basta con que las fincas tradicionales generen seguridad alimentaria. Para resistir y perpetuarse necesitan convertirse en una altertiva económica digna. De lo contrario, las nuevas generaciones no encontrarán incentivos para dedicarse a la tierra y seguirán en la misma dinámica que viene imponiéndose desde hace años de abandonar la tierra y buscar un empleo en las empresas azucareras. Así que se han propuesto que estas fincas junto a la seguridad alimentaria sean también capaces de sostener sistemas productivos rentables que generen oportunidades económicas.

Acompañamiento tecnológico

Yoliman Beltrán es uno de los padrinos tecnológicos de la Iniciativa Palenques Juveniles. Este ingeniero agrónomo hace parte de la Asociación de Productores de Finca Tradicional del Norte del Cauca, ASPROFINCA. El lema de esta organización mezcla dos palabras que para muchos son contradictorias pero que no lo son: “sembrando tradición y progreso”.

Asprofinca comercializa y abre mercados con precios justos a productos orgánicos (cacao, plátano, maracuyá, mandarína) obtenidos en fincas tradicionales de todo el norte del Cauca (Villa rica, Puerto tejada, Corinto, Padilla, Caloto, Guachené y la misma Miranda). Además de esto, Asprofinca desarrolla procesos de transformación artesanal y comercialización de productos derivados del cacao.

Yolimán estará acompañando a la Iniciativa Palenques Juveniles en la búsqueda de alternativas de transformación y comercialización para los productos de las granjas tradicionales que hacen parte de la experiencia. Su trayectoria profesional en este tema, dice, “ha estado guiada por tres principios que él espera poder transmitir a los Palenques Juveniles: respeto a la materia prima, precios justos para el productor y el cliente, y buenas practicas agrícolas y en la transformación de los alimentos”.

Fotos y textos de Delio Aparicio, Delio es periodista y fotógrafo documental. La pregunta que guía su actividad es cómo lograr mensajes actuales y atractivos orientados a la educación, el cambio cultural o social.

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